Tener claridad en un proyecto significa saber muy bien por qué lo hago y a dónde quiero llegar. Antes de empezar a planear la ruta, debemos saber para dónde vamos exactamente, no sólo a corto o mediano plazo, sino sobretodo a largo.
El caminos al destino más lejano se compone de pequeños trayectos, por eso debemos estar seguros que los trayectos que seguimos son los que llevan al destino Final.
Mucha gente tiene un plan de vida, mucha gente tiene claro exactamente lo que quiere alcanzar, cómo quiere ser y hasta dónde quiere llegar. Pero la mayoría de la gente no. La mayoría siguen el trayecto que tienen justo delante, sin pensar en el destino final.
A muchos no les importa el destino final, simplemente «pasean» por la vida, pero la mayoría de emprendedores y empresarios sí visualizan un Destino Final, tienen en su cabeza la imagen de la empresa que quieren dirigir, el estilo de vida que quieren llevar o la gente a la que quieren servir.
¿Cuál es el Destino Final aquí? ¿A dónde queremos llevar a la empresa? ¿Cuando ocurra QUE van a sentir que han cumplido lo que soñaron?